EL MAYOR REGALO DE DIOS

 

!!Gloria a Dios en las alturas!!  Y en la tierra paz, para con los hombres de buena voluntad!! (Lucas 2:14).

 

El mayor tesoro del cielo, la mayor riqueza del Padre fue dado un día a la humanidad como una lluvia de gracia y bendición abundante para ser salvos. La Biblia dice: “Y dará a luz un hijo, y llamarás su nombre JESÚS, porque él salvará a su pueblo de sus pecados. Todo esto aconteció para que se cumpliese lo dicho por el Señor por medio del profeta, cuando dijo: He aquí, una virgen concebirá y dará a luz un hijo, Y llamarás su nombre Emanuel, que traducido es: Dios con nosotros” (Mateo 1:21-23). Dios se hizo carne y nació en los portales de Belén (Miqueas 5:2) para mostrar al mundo el amor del Padre (Juan 3:16) y de esta manera nos amenos unos a otros, no importando la raza, la familia, la religión, la nacionalidad; todos somos hijos de Dios por creación y los que hemos aceptado a Cristo como nuestro Salvador personal, lo somos por redención. Dios no tiene preferencia alguna por una nación en especial, Cristo derramó su sangre por toda la humanidad. Nuestro versículo de arriba nos insta a adorar al Creador de los cielos y de la tierra por sobre todas las cosas, y estar en paz los unos con los otros aquí en la tierra: con tu cónyuge, con tus hijos, con tus hermanos, con tus vecinos, con tus amigos, con tus compañeros de trabajo, con tus enemigos, con los extraños, etc. Dios nos invita a que nos amemos unos con otros en nuestro diario vivir. Y de esta manera manifestaremos que Cristo Jesús nace en nuestros corazones, no solo un día como el 25 de diciembre como se ha enseñado en el mundo sino todos los días del año para nuestra Salvación. 

 

En estos días de Gratitud, la mayoría de nosotros reflexiona en todo lo bueno que ha sido Dios en este año: el estar vivos, la familia, el trabajo, el alimento que nunca nos faltó, el nacimiento de Jesús y el poder reconciliarnos día tras día con Dios. También recordar que hubo amigos y seres amados que ya no continúan con nosotros, pues descansaron por la pandemia y se nos adelantaron, pero tenemos una esperanza de poder encontrarnos algún día con ellos cuando venga Cristo Jesús por segunda vez en la nubes de los cielos, pues Él dio la promesa: “Yo soy la resurrección y la vida; todo el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá” (Juan 11:25). Y tengo la certeza que muchos de los que descansaron creyeron en el Señor Jesús y lo aceptaron como su Salvador personal y su Redentor.

 

Se dice que diversos científicos e investigadores, han explicado que Jesús no nació el 25 de diciembre debido a que los pastores no pueden estar en el campo para ver la estrella de Belén, como lo narra la Biblia, en esta época del año existe mucha nieve y hace mucho frío por esas regiones. De antemano, Belén está ubicada en el mismo paralelo que Nueva York, (latitud norte 31.04) y en estas fechas hay mucha nieve. De hecho, el día de Navidad no fue oficialmente reconocido hasta el año 345 por el imperio romano, esta orden la dio el Obispo Liberio; según él, el día 25 de diciembre fue escogido como conmemoración del nacimiento de Jesús para contrarrestar la festividad pagana que se celebraba en ese día y estaba dedicada a Saturno (Dios romano de la agricultura). La historia también declara que los Babilonios celebraban el nacimiento del dios Tamúz (Ezequiel 7:14), falso mesías babilónico, hijo de Semiramis y Nimrod.

 

Las Sagradas Escrituras declaran: “Y se les presentó un ángel del Señor y la gloria del Señor los rodeó de resplandor, y tuvieron gran temor. Pero el ángel les dijo: —No temáis, porque yo os doy nuevas de gran gozo, que será para todo el pueblo: que os ha nacido hoy, en la ciudad de David, un Salvador, que es Cristo el Señor. Esto os servirá de señal: hallaréis al niño envuelto en pañales, acostado en un pesebre. Repentinamente apareció con el ángel una multitud de las huestes celestiales, que alababan a Dios y decían: «¡Gloria a Dios en las alturas y en la tierra paz, buena voluntad para con los hombres!» (Lucas 2: 9-14). Esta es la oferta de paz que Dios hizo al hombre desde las colinas de Belén. No se trata de la paz social que hacen los hombres entre las naciones, sino la paz de Cristo que reconcilia a los hombres con Dios. Y en respuesta a esto, los sabios de oriente ofrecieron regalos al niño Jesús y lo adoraron. “Y al ver la estrella, se regocijaron con muy grande gozo. Y al entrar en la casa, vieron al niño con su madre María, y postrándose, lo adoraron; y abriendo sus tesoros, le ofrecieron presentes: oro, incienso y mirra” (Mateo 2:10-11).

Jesús como el Príncipe de paz fue un pacificador porque calmó la tormenta cuando el barco donde iba se hundía porque tenía la paz de Dios. Por eso dijo: “La paz os dejo, mi paz os doy; yo no os la doy como el mundo la da. No se turbe vuestro corazón, ni tenga miedo” (Juan 14:27).

Jesús vive, y hace 2000 años el vino personalmente a entregarnos la salvación, el perdón y la reconciliación con Dios, y aunque era Dios, tomó la naturaleza humana, naciendo entres los hombres para darnos un ejemplo de obediencia para con Dios, el Padre. En este fin de año ¿Cómo está tu vida con Dios y con tus seres amados? ¿Estás en paz o requieres reconciliarte? ¿Qué regalo le entregarás a Jesús? ¿tu vida, tu corazón y tu servicio o seguirás en el mundo indiferente? Jesús dijo: “… De cierto os digo que en cuanto lo hicisteis a uno de estos mis hermanos más pequeños, a mí lo hicisteis” (Mateo 25:40). Y aunque Jesús no nació el 25 de diciembre porque no coinciden los tiempos y las estaciones bíblicas con las de la fecha oficial, Jesús nace todos los días del año en el corazón de los que le aman y creen en Él. Haz lo bueno, reconcíliate con Dios y con todos, y sírvele. Si conoces a alguien necesitado ayúdale. Dios Te bendiga y bendiciones en el nombre de Jesús, nuestro Señor.