LA LUZ EN LAS TINIEBLAS RESPLANDECE

«En él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres. La luz en las tinieblas resplandece, y las tinieblas no prevalecieron contra ella» (Juan 1:4-5).

 

Se dice que cuando un cuarto está oscuro no se puede ver, pero cuando se enciende la luz, entonces las tinieblas desaparecen y resplandece la luz, y hasta entonces se puede ver claramente todo lo que está alrededor. Así pasa cuando moramos en tinieblas espirituales por ignorancia de las Sagradas Escrituras. Estamos sin Dios y no aceptamos su sacrificio por nosotros, pero cuando llega la luz que es Cristo, todo resplandece, y ahora sí podemos ver nuestra salvación, es decir, a Cristo como nuestro Salvador. Cuando estamos en tinieblas, el Diablo hace con nosotros lo que quiere porque no hay quien nos salve, pero cuando llega la Luz, entonces, él se va de nuestro entorno.

 

Estamos en tinieblas cuando nos peleamos y hacemos división, cuando tenemos enemistades y no amamos al prójimo, cuando transgredimos los diez mandamientos de la Ley de Dios, cuando oramos y hablamos con los muertos, cuando consultamos los signos del zodiaco o los horóscopos, cuando consultamos la brujería, la hechicería, los encantadores, la magia negra y adivinos, los cuales prohíbe Dios (Deuteronomio 18:9-12), cuando no leemos las Escrituras.

 

La Luz representa a Cristo, como la Escritura dice de Él en el Antiguo Testamento: “Jehová es mi luz y mi salvación; ¿de quién temeré? Jehová es la fortaleza de mi vida; ¿de quién he de atemorizarme? (Salmos 27:1). Y en el Nuevo Testamento, Jesús declaró ser la Luz del mundo: “Yo soy la luz del mundo; el que me sigue, no andará en tinieblas, sino que andará en la luz de la vida” (Juan 8:12). Mientras que, por otro lado, Satanás el Príncipe de las tinieblas engaña de manera fácil a toda la humanidad a través de las obras de la carne, que son: adulterio, fornicación, inmundicia, lascivia, idolatría, hechicerías, enemistades, pleitos, celos, iras, contiendas, disensiones, herejías, envidias, homicidios, borracheras, orgías, y cosas semejantes a estas; acerca de las cuales os amonesto, como ya os lo he dicho antes, que los que practican tales cosas no heredarán el reino de Dios” (Gálatas 5:19-21). Así que, Cristo es la Luz, Satanás representa las tinieblas. Cristo es la Verdad, Satanás representa la mentira. Cristo es la Salvación, Satanás representa a perdición, y ambos se disputan las almas de los humanos en esta tierra, y cada uno es libre de decidir a quién seguir, por su libre albedrío.

 

LA LUZ RESPLANDECE CUANDO TÚ Y YO:

1) Oramos todas las mañanas y nos ponemos en las manos de Dios para hacer su voluntad. “Si tú de mañana buscares a Dios, Y rogares al Todopoderoso; Si fueres limpio y recto, Ciertamente luego se despertará por ti, Y hará próspera la morada de tu justicia. Y aunque tu principio haya sido pequeño, Tu postrer estado será muy grande” (Job 8:5-7). “Orad sin cesar” (1ª Tesalonicenses 5:17).

2) Cuando escudriñamos las Escrituras y encontramos la salvación, es decir, a Cristo Jesús. “Escudriñad las Escrituras; porque a vosotros os parece que en ellas tenéis la vida eterna; y ellas son las que dan testimonio de mí” (Juan 5:39). “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, más tenga vida eterna. Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él. El que en él cree, no es condenado; pero el que no cree, ya ha sido condenado, porque no ha creído en el nombre del unigénito Hijo de Dios. Y esta es la condenación: que la luz vino al mundo, y los hombres amaron más las tinieblas que la luz, porque sus obras eran malas” (Juan 3:16-19).

3) Cuando leemos la Biblia e incrementamos y vivimos por fe. “Así que la fe es por el oír, y el oír, por la palabra de Dios” (Romanos 10:17). Porque en el evangelio la justicia de Dios se revela por fe y para fe, como está escrito: Mas el justo por la fe vivirá” (Romanos 1:17).

4) Cuando confesamos nuestros pecados y pedimos perdón a Dios. “Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad” (1ª Juan 1:9). “Esconde tu rostro de mis pecados, Y borra todas mis maldades. Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio, Y renueva un espíritu recto dentro de mí” (Salmos 51:9-10). “Mi pecado te declaré, y no encubrí mi iniquidad. Dije: Confesaré mis transgresiones a Jehová; Y tú perdonaste la maldad de mi pecado” (Salmos 32:5). "El que encubre sus pecados no prosperará; Mas el que los confiesa y se aparta de ellos alcanzará misericordia” (Proverbios 28:13).

5) Cuando hablamos de Cristo Jesús delante de las personas. “A cualquiera, pues, que me confiese delante de los hombres, yo también le confesaré delante de mi Padre que está en los cielos” (Mateo 10:32). “Que, si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo. Porque con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se confiesa para salvación” (Romanos 10:9-10).

6) Cuando no nos avergonzamos delante del mundo por ser cristianos. “Porque no me avergüenzo del evangelio, porque es poder de Dios para salvación a todo aquel que cree; al judío, primeramente, y también al griego” (Romanos 1:16). Y a cualquiera que me niegue delante de los hombres, yo también le negaré delante de mi Padre que está en los cielos” (Mateo 10:33).

7) Cuando dejo la idolatría (la intercesión de los santos y las vírgenes) y acepto el ministerio de Cristo ante el Padre Celestial como Intercesor: “¿Quién es el que condenará? Cristo es el que murió; más aún, el que también resucitó, el que además está a la diestra de Dios, el que también intercede por nosotros” (Romanos 8:34). Como Mediador: “Porque hay un solo Dios, y un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre” (1ª Timoteo 2:5). Y como Abogado: “Hijitos míos, estas cosas os escribo para que no pequéis; y si alguno hubiere pecado, abogado tenemos para con el Padre, a Jesucristo el justo. (1ª Juan 2:1).

8) Cuando dejo de creer en la inmortalidad del hombre, es decir, que si fuiste bueno en esta tierra te vas directamente al cielo. Si te portaste más o menos en tu vida, te vas al purgatorio a purgar tus penas y después de rosarios (novenario) y misas sales de ahí hacia el cielo. Y si fuiste malo, te vas directamente al infierno. Las Escrituras dicen que nadie ha resucitado como para que se vaya al cielo a interceder o abogar ante el Padre por nosotros, sino solo Cristo Jesús, quien, como Juez vendrá a juzgar a vivos y muertos, y entonces dará el veredicto de culpable o inocente. El culpable será condenado y el Inocente tendrá vida eterna. Los muertos ya no alaban a Dios sino solo los vivos: “Porque el Sepulcro no te exaltará, ni te alabará la muerte; ni los que descienden al sepulcro esperarán tu verdad. Los que viven, y solo los que viven, son los que te alaban, como hoy te alabo yo. Todo padre hablará a sus hijos” (Isaías 3:18-19). Los muertos no saben nada ni tienen más paga: “Porque los que viven saben que han de morir; pero los muertos nada saben, ni tienen más paga; porque su memoria es puesta en olvido. También su amor y su odio y su envidia fenecieron ya; y nunca más tendrán parte en todo lo que se hace debajo del sol” (Eclesiastés 9:5-6). Los muertos se van a levantar hasta que haya un cielo nuevo: “Mas el hombre morirá, y será cortado; Perecerá el hombre, ¿y dónde estará él? Como las aguas se van del mar. Y el río se agota y se seca, Así el hombre yace y no vuelve a levantarse; Hasta que no haya cielo, no despertarán, Ni se levantarán de su sueño” (Job 14:10-12).

9) Cuando tengo la paz de Cristo y soy justificado por sus méritos delante de Dios. “La paz os dejo, mi paz os doy; yo no os la doy como el mundo la da. No se turbe vuestro corazón, ni tengáis miedo” (Juan 14:27). "Justificados, pues, por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo" (Romanos 5:1).

10) Cuando acepto la GRACIA DE DIOS para ser salvo: “Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es un regalo de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe” (Efesios 2:8-9). “Porque ya conocéis la gracia de nuestro Señor Jesucristo, que por amor a vosotros se hizo pobre, siendo rico, para que vosotros con su pobreza fueseis enriquecidos” (2ª Corintios 8:9). Así que la GRACIA de Dios, es Cristo Jesús en mi vida.

11) Cuando guardo sus mandamientos por amor. “Si me amáis, guardad mis mandamientos” (Juan 14:15). “El que dice: Yo le conozco, y no guarda sus mandamientos, el tal es mentiroso, y la verdad no está en él; pero el que guarda su palabra, en éste verdaderamente el amor de Dios se ha perfeccionado; por esto sabemos que estamos en él. El que dice que permanece en él, debe andar como él anduvo” (1ª Juan 2:4-6).

12) Cuando guardo el sábado como día de adoración y reposo de Jehová, siguiendo el ejemplo de Cristo Jesús y el de los apóstoles. “Vino a Nazaret (Jesús), donde se había criado; y en el día sábado entró en la sinagoga, conforme a su costumbre, y se levantó a leer” (Lucas 4:16). Andando junto al mar de Galilea, vio a Simón Pedro y a Andrés su hermano, que echaban la red en el mar; porque eran pescadores. Y les dijo Jesús: Venid en pos de mí, y haré pescadores de hombres. Pasando de allí un poco más adelante, vio a Jacobo hijo de Zebedeo, y a Juan su hermano, también ellos en la barca, que remendaban las redes…Y luego los llamó; y dejando a su padre Zebedeo en la barca con los jornaleros, le siguieron. Y entraron en Capernaum, y el sábado, entrando en la sinagoga, enseñaba. Y se admiraban de su doctrina; porque les enseñaba como quien tiene autoridad, y no como los escribas” (Marcos 1:16-17, 19-22). Y salió de allí, y vino a su tierra, y le siguieron sus discípulos. Y llegado el sábado, comenzó a enseñar en la sinagoga; y muchos oyéndole, se admiraban, diciendo: ¿De dónde tiene éste estas cosas? ¿Y qué sabiduría es esta que le es dada, y estos milagros que por sus manos son hechos?” (Marcos 6:1-2).

“Porque ejemplo os he dado, para que como yo os he hecho, vosotros también hagáis” (Juan 13:15).

 El apóstol Pablo siguió su ejemplo en Tesalónica: “Y Pablo, como acostumbraba, fue a ellos, y por tres sábados discutió con ellos, declarando y exponiendo por medio de las Escrituras, que era necesario que el Cristo padeciese, y resucitase de los muertos; y que Jesús, a quien yo os anuncio, decía él, es el Cristo (Hechos 17:1-3). Pablo y Silas en Filipos: “Zarpando, pues, de Troas, vinimos con rumbo directo a Samotracia, …y de allí a Filipos… Y un día sábado salimos fuera de la puerta, junto al río, donde solía hacerse la oración; y sentándonos, hablamos a las mujeres que se habían reunido (Hechos 16:11-13). Pablo en Corinto: “Después de estas cosas, Pablo salió de Atenas y fue a Corinto… Y discutía en la sinagoga todos los sábados, y persuadía a judíos y a griegos” (Hechos 18:1, 4-5).

 

 

 Conclusión: Martín Lutero resplandeció en las tinieblas de la Edad Media cuando hizo brillar las Sagradas Escrituras durante la Reforma Protestante y pegó las 95 Tesis de la Justificación por la Fe en la puerta del castillo iglesia de Wittenberg en Alemania, el 31 de octubre del 1517. En estos tiempos finales, viene la Agenda Global (los planes de Francisco Bergoglio y las grandes Élites del mundo) y con ello, el LAUDATO SI o Plan de Paris: El descanso dominical por el Calentamiento Global de la tierra, el Gran Reseteo y el comunismo. ¿Qué vas a hacer: aceptar el plan de la Agenda Global o aceptar el Plan de Dios para tu vida? ¿Te gustaría guardar todas las promesas de Dios y resplandecer en las tinieblas de estos tiempos finales? Dios te bendiga y te guarde bajo tus Alas divinas y bajo su Abrigo. Bendiga tu familia y todas tus actividades en este día.