EL DESCANSO SABÁTICO

«Guardarán, pues, el día sábado los hijos de Israel, celebrándolo por sus generaciones por pacto perpetuo» (Éxodo 31:16). «Acuérdate del día sábado para santificarlo. Seis días trabajarás, y harás toda tu obra; más el séptimo día es reposo para Jehová tu Dios; no hagas en él obra alguna, tú, ni tu hijo, ni tu hija, ni tu siervo, ni tu criada, ni tu bestia, ni tu extranjero que está dentro de tus puertas. Porque en seis días hizo Jehová los cielos y la tierra, el mar, y todas las cosas que en ellos hay, y reposó en el séptimo día; por tanto, Jehová bendijo el día sábado y lo santificó» (Éxodo 20:8-11).

 

Un grupo de padres, pastores y líderes comunitarios se reunieron en Ridgewood, Nueva Jersey, para discutir un problema urgente. Todos habían notado y experimentado que la "vida" se estaba volviendo demasiado agitada y triste. Garland Alien, director de bienestar para las escuelas de Ridgewood, expresó las preocupaciones de muchos cuando dijo: "Estamos creando una generación que está excesivamente pautada por los padres, excesivamente evaluada por los maestros y excesivamente ejercitada por los entrenadores" 

En respuesta a esto, el grupo desarrolló el primer: Ready, Set, Relax! [Preparados, listos, ¡a relajarse!], planificado para el 26 de marzo de 2002. El concepto era sencillo. Ese día, las escuelas no programarían tareas. Los clubes no programarían reuniones y los equipos deportivos cancelarían las prácticas. Los padres llegaban a casa del trabajo y se tomaban un tiempo con sus familias. Todos pensaron que la idea sería genial, y aparentemente los participantes apreciaron el primer día del proyecto. Esto atrajo la atención de los medios de comunicación de todo el país y varias otras ciudades también lo intentaron, pero después de unos años, pareció desvanecerse (¡Sonja Steptoe, “Ready, Set, Relax!”, Time, 22 de octubre de 2003).

Parecería que, por más que nos demos cuenta de que necesitamos este tiempo de descanso, en realidad es difícil tomarlo, simplemente no podemos relajarnos. En un mundo en el que no podemos relajarnos, un mandamiento para detenerse puede ser una gran bendición. 

 

¿Quiénes son los hijos de Israel? 

Respuesta: Todos los que han aceptado a Cristo Jesús como su Salvador personal, y ahora le sirven de todo corazón en la tierra. Por lo que, delante de Dios ya no hay diferencia entre naciones, religiones, razas, sexos, etc. sino que la CLAVE es que la SANGRE de Cristo limpia, purifica y perdona todas nuestras iniquidades, siempre y cuando, dejemos el mundo y sigas sus pisadas conforme a un “Escrito Está” o “Así dice el Señor”. Dice la Escritura: “En el mundo estaba (Jesús), y el mundo por él fue hecho; pero el mundo no le conoció. A lo suyo vino, y los suyos no le recibieron (a los Hebreos). Mas a todos los que le recibieron (los que aceptan a Cristo), a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios” (Juan 1:10-12). Y el apóstol Pablo confirma: “Pues todos sois hijos de Dios por la fe en Cristo Jesús; porque todos los que habéis sido bautizados en Cristo, de Cristo estáis revestidos. Ya no hay judío ni griego; no hay esclavo ni libre; no hay varón ni mujer; porque todos vosotros sois uno en Cristo Jesús. Y si vosotros sois de Cristo, ciertamente linaje de Abraham sois, y herederos según la promesa” (Gálatas 3:26-29). Ahora bien, si todos los que hemos aceptado a Cristo Jesús, somos hijos de la promesa y creemos que Dios es el Creador de todo lo que vemos.

 

¿Por qué no guardamos el sábado? Excusas y argumentos como estos, son comunes hoy en día con todos los religiosos. 

1) El sábado era para los judíos. Pero ¿existían Judíos en la creación cuando Dios hizo todo en el Génesis? Los Hebreos vinieron después del Diluvio cuando Dios llamó a Abraham, cuyo padre era Taré, y de esta descendencia vienen Isaac, Jacob, las 12 tribus de Israel o Hebreos como nación.              2) Jesús cambió el sábado al domingo, y te presentan miles de argumentos para guardar el domingo, dando a entender que el sábado ya no es importante guardarlo.                                                                              3) Jesús abolió el sábado, y los clavó en la cruz, era parte de a ley de Moisés, según versión Testigos de Jehová.                                                  4) Guardamos el domingo porque los apóstoles reemplazaron el sábado por el domingo en honor a la resurrección de Jesús, entre otras cosas.                5) En los últimos años, algunos de los argumentos se han vuelto más sofisticados. Estos afirman, que Jesús es nuestro descanso sabático y, por lo tanto, no necesitamos santificar el sábado ni ningún otro día.                        6) Estamos bajo la gracia y no bajo la ley. Pero el punto es que si queremos estar bajo la gracia, debemos guardar la ley, porque esta nos protege de pecar contra Dios. Ya que Biblia dice que la transgresión de la ley es pecado (1a Juan 3:4).                                                                                          7) Y por último, el argumento del Papa Francisco Bergoglio donde lee parte de Éxodo 20:8 y 11 y dice: —Queridos hermanos y hermanas, hoy reflexionamos sobre el tercer mandamiento: “Fíjate en el sábado para santificarlo”. Se debe distinguir entre el verdadero descanso y la evasión. Tal como hoy en nuestros días. Hoy se intenta evadir la realidad buscando una diversión que oculte nuestro descontento. El sentido del auténtico reposo, lo encontramos en la palabra del Éxodo: “Dios hizo el mundo en seis días y el séptimo lo descansó”. Ese descanso es la alegría de Dios por su creación y era muy buena. Para nosotros los cristianos, el día del Señor es el domingo, el día del Señor es el domingo en la eucaristía que significa dar gracias…. 

 

Entonces, ¿cuál es el día de descanso o adoración según las Sagradas Escrituras y que se encuentra en el centro de la Ley de Dios?  La Escritura dice:

“Acuérdate del sábado, para consagrarlo al Señor. Trabaja seis días y haz en ellos todo lo que tengas que hacer, pero el séptimo día es de reposo consagrado al Señor tu Dios. No hagas ningún trabajo en ese día, ni tampoco tu hijo, ni tu hija, ni tu esclavo, ni tu esclava, ni tus animales, ni el extranjero que viva contigo. Porque el Señor hizo en seis días el cielo, la tierra, el mar y todo lo que hay en ellos, y descansó el día séptimo. Por eso el Señor bendijo el sábado y lo declaró día sagrado” (Éxodo 20:8-11 Versión Dios Habla Hoy (DHH). 

Este mandamiento nos recuerda quien es el Creador, y nos lleva al libro de Génesis para recordar que el séptimo día o sábado ya existía desde la creación. Dice la Escritura: “El cielo y la tierra, y todo lo que hay en ellos, quedaron terminados. El séptimo día terminó Dios lo que había hecho, y descansó. Entonces bendijo el séptimo día y lo declaró día sagrado, porque en ese día descansó de todo su trabajo de creación” (Génesis 2:1-3). Y por eso Dios lo puso para beneficio del hombre. Dijo Jesús: “—El sábado se hizo para el hombre, y no el hombre para el sábado. Por esto, el Hijo del hombre tiene autoridad también sobre el sábado” (Marcos 2:27-28). 

En este día, los hijos de Dios que obedecen las Escrituras, guardan el sábado física y espiritualmente para Dios, yendo a adorar a un templo, iglesia o a una casa de oración dedicada exclusivamente para esto, al mismo tiempo descansan de sus actividades seculares y se consagran a Dios para ser santificados. Sigue diciendo la Escritura: “También les di a conocer mis sábados, que debían ser una señal entre ellos y yo, y un recuerdo de que yo, el Señor, los había consagrado para mí” (Ezequiel 20:12). “y respeten como sagrados mis sábados, de manera que sean una señal entre ustedes y yo; así reconocerán que yo soy el Señor su Dios que los santifico” (Ezequiel 20:20). 

 

Así que, si tú y yo hemos aceptado la gracia de Cristo y por la cual, Él nos salva: “Porque por gracia sois salvos, por medio de la fe… (Efesios 2:8), debemos guardar sus mandamientos incluyendo el sábado. “Si me amáis, guarda mis mandamientos” (Juan 14:15). Y el mejor ejemplo para hacerlo y no, el de una iglesia, es el ejemplo de Jesús, quien lo hacía como una costumbre santa obedeciendo la Escritura e invitó a sus discípulos para seguir sus pisadas (Juan 13:15). Sigue diciendo la Escritura: “Vino a Nazaret, donde se había criado; y en el día sábado entró en la sinagoga, conforme a su costumbre, y se levantó a leer las Escrituras” (Lucas 4:16). “Y salió de allí, y vino a su tierra, y le siguieron sus discípulos. Y llegado el sábado, comenzó a enseñar en la sinagoga; y muchos oyéndole, se admiraban, diciendo: ¿De dónde tiene éste estas cosas? ¿Y qué sabiduría es esta que le es dada, y estos milagros que por sus manos son hechos?” (Marcos 6:1-2). “Porque ejemplo os he dado, para que como yo os he hecho, vosotros también hagáis” (Juan 13:15).

 

Y lo más maravilloso es que, LA IGLESIA CRISTIANA lo guardó no solamente en Jerusalén sino en todas las naciones a donde llevaban el evangelio de salvación. Dice la Escritura: 

Pablo y Bernabé en Antioquía:                                                               Ellos, pasando de Perge, llegaron a Antioquía de Pisidia; y entraron en la sinagoga un sábado y se sentaron. Y después de la lectura de la ley y de los profetas, los principales de la sinagoga mandaron a decirles: Varones hermanos, si tenéis alguna palabra de exhortación para el pueblo, hablad. (Hechos 13:14-15). Cuando salieron ellos de la sinagoga de los judíos, los gentiles les rogaron que el siguiente sábado les hablasen de estas cosas. Y despedida la congregación, muchos de los judíos y de los prosélitos piadosos siguieron a Pablo y a Bernabé, quienes, hablándoles, les persuadían a que perseverasen en la gracia de Dios. El siguiente sábado se juntó casi toda la ciudad para oír la palabra de Dios (Hechos 13:42-44).

Pablo y Silas en Filipos:                                                                          Zarpando, pues, de Troas, vinimos con rumbo directo a Samotracia, y el día siguiente a Neápolis; y de allí a Filipos, que es la primera ciudad de la provincia de Macedonia, y una colonia; y estuvimos en aquella ciudad algunos días. Y un día sábado salimos fuera de la puerta, junto al río, donde solía hacerse la oración; y sentándonos, hablamos a las mujeres que se habían reunido (Hechos 16:11-13).

Pablo en Tesalónica:                                                                              Pasando por Anfípolis y Apolonia, llegaron a Tesalónica, donde había una sinagoga de los judíos. Y Pablo, como acostumbraba, fue a ellos, y por tres sábados discutió con ellos, declarando y exponiendo por medio de las Escrituras, que era necesario que el Cristo padeciese, y resucitase de los muertos; y que Jesús, a quien yo os anuncio, decía él, es el Cristo (Hechos 17:1-3).

Pablo en Corinto:                                                                                  Después de estas cosas, Pablo salió de Atenas y fue a Corinto… Y discutía en la sinagoga todos los sábados, y persuadía a judíos y a griegos. Y cuando Silas y Timoteo vinieron de Macedonia, Pablo estaba entregado por entero a la predicación de la palabra, testificando a los judíos que Jesús era el Cristo. Y se detuvo allí un año y seis meses, enseñándoles la palabra de Dios. (Hechos 18:1, 4-5,11).

 

Y por último, ¿sabías que el sábado se guardará en el cielo como día de adoración o reposo? Dice el profeta Isaías: “Porque como los cielos nuevos y la nueva tierra que yo hago permanecerán delante de mí, dice Jehová, así permanecerá vuestra descendencia y vuestro nombre. Y de mes en mes, y de sábado en sábado vendrán todos a adorar delante de mí, dijo Jehová” (Isaías 66:22-23).  Así que en la tierra ya renovada y por toda la eternidad, cada sábado habrá que ir a adorar al trono de gloria de nuestro Dios porque “Escrito Está” en las Escrituras y se cumplirá. 

 

Conclusión: El pueblo de Dios está cautivo en babilonia mística o espiritual y debe estudiar las Escrituras como dijo Jesús (Juan 5:39) y conocer las verdades bíblicas del santuario, la segunda venida de Cristo, el estado de los muertos, la Ley de Dios y el sábado, que como pilares de Dios nunca se debieron haber quitado de las enseñanzas de la Iglesia. Por eso Dios le dice a su pueblo: “Salid de ella, pueblo mío, para que no seáis partícipes de sus pecados, ni recibáis parte de sus plagas” (Apoc. 18:4). Por esto la invitación del salvador: “Si me amáis, guardad mis mandamientos” (Juan 14:15). Que Dios nos ayude a vivir a la altura del evangelio como cristianos e hijos de Dios, te invito para guardes el sábado y nos preparemos para la venida de Jesús y nos encuentre justos, rectos, amables, amorosos y bondadosos. Y si vives, vive tu vida amando y no juzgando a tu prójimo para que seas hijo e hija de Dios. Dios te bendiga y supla tus necesidades.